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El síndrome de la madre ausente

El síndrome de la madre ausente consiste en que el hijo tiene una percepción de que su madre es fría, distante, inaccesible, con una actitud negativa o, simplemente, que no se halla presente en los momentos fundamentales de su infancia. Bien sea porque prioriza su carrera profesional antes que a su hijo, por cuestiones de custodia o abandono emocional, o porque fue entregado en adopción.
El hecho de tener esta visión tan poco positiva de quien debería ser uno de los pilares fundamentales en la construcción de su personalidad, su desarrollo y su educación, produce que el hijo o la hija se quede sin el referente fundamental de su vida.
Cuando se hace una constelación familiar, algunas de estas dinámicas se ponen de manifiesto o se hacen visibles. Esto permite “mirar la verdad en la historia de la madre” y comprender desde el alma que la ha hecho estar ausente.
Entonces con la la mirada sistémica, somos capaces de ver la situación como adulto. Respetando lo que ha sucedido con nuestros padres para dejar de juzgar esa ausencia que nos convierte en chivos expiatorios.
“Te agradezco hoy, madre, todo lo que tengo, todo lo que soy y lo que algún día seré. Todo ha sido gracias a ti”
En esa búsqueda está presente el deseo infantil de la explicación o justificación del abandono. Y esto acarrea rabia y/o culpa en los progenitores.

¿Por qué una madre podría estar ausente?

  • La madre está «mirando» a algún hijo que haya muerto o que no haya nacido. Está más conectada con la muerte que con la vida, y le cuesta mucho mirar y estar para un hijo vivo.
  • La madre está conectada a alguna pareja previa de su pasado, lo que le impide estar para su pareja y para sus hijos.

Te recomendamos mirar la historia de tus padres, ellos fueron niños con madres o padres ausentes también.

Efectos del síndrome de la madre ausente

Una relación carente de apego con la madre hace que el niño crezca sin la base esencial para madurar emocionalmente. Esta ausencia puede producir consecuencias en los siguientes aspectos de su vida:

  • Sentimiento recurrente de rechazo. Se siente traicionado, defraudado, enfadado y solo, porque no recibe lo que necesita por parte de su figura de apego.
  • Problemas de alimentación. Deja de comer para expresar su sentimiento de soledad.
  • Conductas de riesgo para llamar la atención.
  • Baja autoestima
  • Falta de motivación en todo lo que hace.
  • Problemas de salud física. Las faltas de atención emocional hacen que el pequeño se enferme con frecuencia.
  • Comunicación deficiente. El niño usa las rabietas y llora para expresar lo que necesita, porque no encuentra otra manera de lograrlo.
  • Dependencia afectiva. El niño o el adolescente no tiene las habilidades sociales necesarias para solucionar los problemas por sí mismo, porque no las ha aprendido.