El síndrome de la madre ausente consiste en que el hijo tiene una percepción de que su madre es fría, distante, inaccesible, con una actitud negativa o, simplemente, que no se halla presente en los momentos fundamentales de su infancia. Bien sea porque prioriza su carrera profesional antes que a su hijo, por cuestiones de custodia o abandono emocional, o porque fue entregado en adopción.
El hecho de tener esta visión tan poco positiva de quien debería ser uno de los pilares fundamentales en la construcción de su personalidad, su desarrollo y su educación, produce que el hijo o la hija se quede sin el referente fundamental de su vida.
Cuando se hace una constelación familiar, algunas de estas dinámicas se ponen de manifiesto o se hacen visibles. Esto permite “mirar la verdad en la historia de la madre” y comprender desde el alma que la ha hecho estar ausente.
Entonces con la la mirada sistémica, somos capaces de ver la situación como adulto. Respetando lo que ha sucedido con nuestros padres para dejar de juzgar esa ausencia que nos convierte en chivos expiatorios.
“Te agradezco hoy, madre, todo lo que tengo, todo lo que soy y lo que algún día seré. Todo ha sido gracias a ti”
En esa búsqueda está presente el deseo infantil de la explicación o justificación del abandono. Y esto acarrea rabia y/o culpa en los progenitores.
¿Por qué una madre podría estar ausente?
Te recomendamos mirar la historia de tus padres, ellos fueron niños con madres o padres ausentes también.
Efectos del síndrome de la madre ausente
Una relación carente de apego con la madre hace que el niño crezca sin la base esencial para madurar emocionalmente. Esta ausencia puede producir consecuencias en los siguientes aspectos de su vida: