Únicamente tomando del legado que nos dejó el maestro Bert Hellinger, se puede construir una vida propia sin resentimiento y desde el amor.
No seguir estos principios puede tener diversas consecuencias, por lo que puede pagar un alto precio en las relaciones familiares y personales, mencionamos algunos de ellos:
- Confusión en cuanto a roles y responsabilidades: lo cual conduce a conflictos constantes entre los miembros del grupo.
- Falta de equilibrio en la toma de decisiones y el control: lo que puede causar caos, tensión y resentimiento en la familia.
- Lealtades divididas: es posible que las personas se sientan divididas entre lealtades hacia diferentes miembros de la familia, lo que puede ser emocionalmente agotador y conflictivo.
- Aparición o repetición de patrones de insatisfacción y otras dinámicas disfuncionales: pueden dar lugar a la violencia entre los miembros del sistema familiar, tanto de padres/madres a hijos como de hijos a padres/madres (la llamada VFP: violencia filio parental).
- Problemas de autoestima y autoimagen en los hijos: lo que influye en la capacidad para establecer relaciones saludables fuera de la familia.
La plenitud
Sólo se puede reconciliar aquello que antes estuvo dividido. Sólo se puede unir lo que estuvo separado. Es decir: la separación y la diferencia son una condición previa para la reconciliación. ¿Entonces, que significa reconciliarse? En este contexto: ¿Qué significa "paz"? Que lo diferente y lo opuesto se mantienen, pero se reconocen mutuamente, se dignifican y permiten que el otro aspecto lo complemente y lo enriquezca. De ese modo reconocen que lo otro es equivalente. Así lo diferente puede persistir; y, sin embargo, al unirse con muchos otros aspectos, todos juntos logran la plenitud.
Sólo se puede reconciliar aquello que antes estuvo dividido. Sólo se puede unir lo que estuvo separado. Es decir: la separación y la diferencia son una condición previa para la reconciliación. ¿Entonces, que significa reconciliarse? En este contexto: ¿Qué significa "paz"? Que lo diferente y lo opuesto se mantienen, pero se reconocen mutuamente, se dignifican y permiten que el otro aspecto lo complemente y lo enriquezca. De ese modo reconocen que lo otro es equivalente. Así lo diferente puede persistir; y, sin embargo, al unirse con muchos otros aspectos, todos juntos logran la plenitud.
Bert Hellinger
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